A esta pregunta ha contestado monseñor
Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo y miembro de la Red
Iberoamericana de Estudio de las Sectas.
El Dios de la Nueva Era ¿es el mismo Dios de la fe cristiana? A esta
pregunta ha contestado monseñor Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo y
miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES),
afirmando que la concepción de la suprema divinidad y de Cristo no tiene
nada que ver con la revelación.
1.- ¿Es compatible el Dios de la New Age con el Cristianismo?
Claramente no, porque no existe lugar para un Dios Personal, Creador y
Redentor, Trinidad, como creemos los cristianos. Para acceder al Dios de
la Nueva Era, no se necesitan mediaciones (Iglesias u organizaciones)
lo importante es abrirse a lo divino, “al potencial” que ya habita en
nuestro interior.
2.- ¿Cómo es la divinidad que afirma la New Age?
En resumen, se desdobla en dos realidades:
1) Una especie de principio de totalidad, frente a los monoteísmos, que
se define como teoría de los lazos, campos morfogenéticos,
autoorganización del Universo, espiritualidad global, etc.
2) Gaia (Gea) la diosa madre Tierra, entendida como ser planetario,
organismo vivo, y cuyo “órgano ejecutor” sería la humanidad. Se
sustituye la imagen paterna de Dios por la materna inmanente, cuya
energía todo lo sustenta e invade. La piedad y religiosidad nuevas son
matriarcales.
La abolición del Dios personal, monoteísta, ya fue anunciada en los años
cuarenta por A. Huxley, cuando criticaba en sus escritos que la
creencia en dicho Dios personal y en las manifestaciones de su voluntad
ética, sería la causa de los límites, barreras, ostracismos,
hostilidades, guerras, etc., tal y como parece encontrarse en la
historia del cristianismo. Sólo a través de una sintonía e
identificación mística con la naturaleza y el universo llegará el hombre
a la libertad y encontrará su humilde puesto en el devenir cósmico.
3.- ¿De qué hablan en la Nueva Era, cuando hablan de Cristo?
Según A. Bailey y otros, tenemos que concebir “un Cristo total”, capaz
de unificar las fuerzas espirituales de la humanidad, resumidas en el
triángulo Luz-Amor, Poder, y capaz de darnos el nuevo agua de la Era de
Acuario; capaz de iniciarnos en nuevas formas de conciencia e
iluminación interior. Cristo es el paradigma de la humanidad, de la
religión, y de la unión de las culturas orientales y occidentales.
El nuevo Cristo se llamará también «Logos Solar”, y equivale al Maestro
de la Verdad, que se reencarna, en cada época zodiacal, en maestros
espirituales, y que consumará la evolución en Acuario bajo el nombre de
Maitreya.
El nuevo Evangelio, el de Acuario, será capaz de fusionar y fundir todas
las tradiciones espirituales en una nueva iniciación mística de ese
mismo Cristo. Es la espiritualidad del Cristo-Cósmico, del
Cristo-Energía, del Espíritu Crístico-Universal, antes encarnado en
grandes personalidades religiosas: Buda, Krishna, Jesús de Nazaret,
Mahoma. De cualquier forma, el Cristo no es sólo uno, y único mediador y
salvador. Se aplica a diversos personajes, y, finalmente, a cada uno de
nosotros. Resumiendo, los nuevos nombres y atribuciones de Cristo
serían: Cristo Cósmico, Cristo Instructor Mundial, Maestro Interior.
Cristo, en el fondo, y con palabras de A. Bailey, nos enseñarás a
desarrollar la propia conciencia como individuo, y la conciencia de raza
o totalidad de la especie humana. La evocación consciente de la vida
crística en cada corazón humano, y nuestra rápida integración en el
reino de Dios, es la tarea inmediata que nos espera, y el sentido de
nuestra vida: «Estamos en el proceso de pasar de una era religiosa a
otra. Las actuales tendencias espirituales se van definiendo cada vez
más. Los corazones de los hombres nunca han estado más abiertos que
ahora a la impresión espiritual, y la puerta hacia el propio centro de
la realidad está abierta de par en par”.
4.- ¿Se puede hablar de una nueva teología cósmica?
Sí, capaz de cubrir el vacío y sin sentido del hombre y la sociedad
actuales, y abrir a una nueva liberación más integral que la meramente
racionalista-ilustrada o práxica. Es una cosmología inspirada en la
visión de Teilhard de Chardin, pero dando un paso más: es la evolución
transformadora de la cosmogénesis a la biogénesis; y de la biogénesis a
la antropogénesis. Una vez vivenciada la antropogénesis como conciencia
colectiva y vivencia del amor total, se pasará a la noogénesis superior.
Es decir, se pasa de lo natural inerte a lo biológico; de lo biológico a
lo humano; de lo humano a la humanidad; y de la humanidad «nueva”, con
conciencia ecológica y holística, o de fusión, a una conciencia superior
y perfecta. Todo ello moviéndonos dentro de un inmanentismo (sólo un
mundo: el nuestro) y de un panteísmo (todo es a la vez natural y
divino).
5.- ¿Cómo se auto-comprende una persona religiosa en la Nueva Era?
Entre los teóricos de la nueva religiosidad, podemos destacar a Enrique
Barrios con su mensaje “Acuario”. La persona humana, según la New Age,
es religiosa en el fondo de su existencia, pero no religiosa o religada a
un Dios personal. Es religiosa en relación a un sentimiento y
percepción originaria de la vida, la inmersión en la corriente
«sobrenatural” de la vida misma.
Esta nueva mística, en palabras de H. Mynarek, pretende abarcar todo y
todos los espacios interiores y exteriores de la realidad. Siguiendo una
línea antropológica fundamental, pide la ampliación, extensión y
prolongación de la perspectiva humana, la dilatación de la existencia
espacio-temporal hasta dimensiones desconocidas aunque anunciadas por
los grandes místicos. En aras de esta nueva mística debemos acabar con
lo objetual, lo dogmático, y las concepciones teológicas de las grandes
iglesias.
La nueva teología y espiritualidad es funcional-dinámica y no
objetual-institucional. El camino de la salvación está escondido en el
propio «yo”. Hay que encontrar «la nueva conciencia integral” o “la
iluminación definitiva” en el encuentro con uno mismo, traducido, a su
vez, en un «Sí mismo transpersonal” que abarca la totalidad, como
energía cósmica que fluye por toda la realidad.
6.- ¿Un nuevo concepto de mística?
Ya en 1948, A. Bailey proponía las bases de una nueva religión y
mística, basada sobre verdades que soportarán la prueba del tiempo y
traerán bienestar y seguridad a los hombres de todas la Tierra. Estas
verdades serán:
1.- El reconocimiento de la realidad de Dios. Esa realidad central puede
ser denominada como el hombre quiera, de acuerdo a su inclinación
mental o emocional y a su tradición racial y hereditaria;
2.- La relación del hombre con Dios, no importa cuál sea la creencia.
3.- La realidad de la inmortalidad y de la supervivencia eterna o
inmortalidad del espíritu humano. En todo caso, se pone de relieve el
papel central de la persona humana que busca, es decir, el denominado
“giro antropológico”.
Años más tarde, en 1975, se celebró en Viena el Segundo Simposio
Internacional sobre el giro que parecía estar dando el tema de la
creencia y lo religioso: el paso de una “religiosidad confesional” a
otra de la experiencia; de una religiosidad institucionalizada a otra
personalizada; de una religiosidad formal a otra más interiorizada.
En este sentido, Consuelo Martín (discípula de Khrisnamurti,
Nisargadatta y A. Blay) afirma que es religioso quien conoce
vivencialmente el sentido misterioso de la vida. Hay que ir una y otra
vez a lo interno, a lo que realmente soy; porque volver al origen de
todo es el camino religioso. Religión es volver a unir lo separado. La
autora enfrenta las religiones organizadas «que son creación del
pensamiento humano, con esa otra religión auténtica que es ante todo
vivencia, bella integración de lo que estaba disperso, nueva visión
vivenciada y creadora”.
El ser humano se vuelve más religioso cuando va siendo más consciente
del sentido que tiene su vida. Las religiones, como organizaciones,
carecen de valor desde el punto de vista de la verdad. Sólo tienen un
valor social o histórico. Ninguna importancia tiene que se acepten unas
ideas (dogmas) o no. Unos dicen que creen en unas doctrinas, otros que
no creen en ellas; sin embargo, su nivel de ser puede ser el mismo, e
incluso podría vivir con más fe, la persona que no acepta las creencias,
y vivir con menos fe quien las acepta.
La fe que tiene una persona no se nota porque diga «creo en Dios o no
creo”, se manifiesta por la confianza con la que vive, por la paz y el
equilibrio interior que expresa en su estar en la vida. La presencia de
Dios, lo divino, no es algo que hay que alcanzar y que es extraño a la
vida diaria. Lo divino es el trasfondo que tengo que descubrir en todo
mi vivir. Es lo que dará sentido a mi vida, lo que únicamente me
realiza. El «reino de los cielos, la vida religiosa, no es algo separado
de nuestra vida del mundo. Es el reino de los despiertos. Ser religioso
es ser consciente. La mente lúcida, despierta, es serena y religiosa.
7.- ¿Cómo es la oración en la Nueva Era?
Según Consuelo Martín, la oración, tal como se entiende en las
religiones tradicionales, es la actitud natural de un ser humano cuando
todavía se siente separado de la unidad. Es la actitud en la que nos
encontramos habitualmente, sintiéndonos separados de la conciencia total
que somos. Pero la oración verdadera, se tiene que convertir en oración
de ofrecimiento, y de plenitud de Ser. El camino de la oración es
encontrar nuestra forma adecuada, aquí y ahora, de volver a unirnos a la
Realidad, de religarnos. La decisión de estar unidos, de ser
auténticos, de ser verdaderos, de tomar conciencia.
Concluye la autora que hacer de mi vida una verdadera contemplación es
hacer que mi vida se vaya haciendo cada vez más consciente. “Profundizar
para abrir ese espacio interior “es mi verdadera actitud religiosa. No
intentemos hacer sagrada nuestra vida. Ya lo es. Seamos conscientes de
ello al contemplar. La plenitud, el éxtasis, será una conciencia total
de unidad.
8.- Cuáles son los desafíos teológicos de la New Age en relación al cristianismo?
Según M. Fuss, están en juego, al menos, las siguientes realidades: la
interpretación de lo religioso en clave “panenteísta”, fusionando
cosmos-hombre y divinidad, sin la necesidad de recurrir a un Dios
Trascendente. La no necesidad de un Cristo Mediador-Salvador, sino sólo
como maestro interior. La oración como “potencial humano” y no
“divinización en un diálogo interpersonal” con Dios.
En resumen, está en juego la profundización de los principales dogmas
cristianos: el trinitario, el sentido de lo cristológico y
pneumatológico, y el sentido de la Iglesia y de la espiritualidad
propiamente cristiana. Se debe intentar un verdadero diálogo entre
religiones.
Fuente: Aleteia
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