Hay un miedo profundo en el corazón del hombre
al Amor, porque no lo conocemos.
Pocas veces hemos
escuchado este termino: ¿Miedo al amor?; ¿Cómo puede ser eso posible?, si es
lo que en todas partes las personas buscan. La gente ahora esta loca por
encontrar el amor, por qué afirmar, entonces, que se le tiene miedo.
La respuesta es sencilla: Si, hay un
miedo profundo en el corazón del hombre al Amor, porque no lo conocemos. Nuestra
sociedad ha relativizado tantos conceptos que ahora esas mentiras nos las
creemos. ¿Qué es el amor? ¿Quién con certeza me puede decir que se siente?
Y ahí están, miles de ideas giran en nuestra cabeza: el amor se
siente como “mariposas en el estomago”, se siente “bien”, “es cuando no te
concentras”: dirían algunos adolescentes enamorados; hay una canción: “El amor”
de Tito el Bambino, que nos ayudaría a resolver esta pregunta. Pero no, todo
eso apenas se le acerca a la experiencia del Amor.
Como no tener una idea tan pobre si eso es lo que se nos
vende en la película, en el libro de moda, la serie y ahora hasta la vox
populi.
¿Quién te habla de un amor de
entrega, de paciencia, de fortaleza?, ¿Quién te habla del amor que no se
siente?, ¿Quién?. Eso, todo eso que acabo de mencionar, son palabras sin
sentido para muchos. Nuestro intelecto no lo alcanza a procesar; “la cosa” con
la "realidad subjetiva" no se adecuan y por tanto
pareciera una locura lo que digo, sin embargo, aunque no nos demos cuenta nuestro
corazón busca más, y eso es porque lo que tenemos no es suficiente, porque
la vocación natural del hombre es el Amor a plenitud.
En oración lo entendí, y con el ir de
los días, en la experiencia de la vida lo reafirmé: nos da miedo amar.
No nos creemos dignos de recibir Amor; muestras de
afecto si, esas aumentan nuestro ego; pero Amor, no. Y digo yo: si no puedo
recibirlo, mucho menos puedo darlo.
A los pies de la Cruz esto se
entiende; cuantas veces hemos escuchado: Dios te ama, murió por ti, ahora piensa
cuantas veces te la has creído.
¿Cómo? Aquel del “que nada
escapa su mirada”, aquel que hizo la creación: cada animal, cada flor, cada
piedra, cada detalle; la respuesta ante eso es “Ajá, si me ama”. Ante nuestros
ojos, nos vemos tan insignificantes que no lo creemos. Así que lo
generalizamos: “Si, bueno, nos ama a todos, murió por todos”.
¿Por qué no personalizamos ese Amor? Porque resulta entonces
amenazador, nos pone vulnerables, y en una sociedad donde la fuerza y el poder
son lo que debes conservar, es imposible.
Que miedo, entonces creer que murió por mi, si, solo por mi;
claro hay más personas, pero en su mente estaba yo, y si yo fuera el único en
la tierra, el bajaría y sufriría lo mismo por mi solo.
Que incómodo pensar que cada cosa que
hago, que digo, que me hacen, le afecta a Él, se lo están haciendo a Él;
que cuando yo lloro, Él llora, que si reprobé un examen, o no fue un buen día
de trabajo, o simplemente “se quemó el arroz” - algo que a los demás les parece
insignificante - para Él , es el mayor problema que hay que resolver, porque Él
te creó y sabe como eso afecta tu corazón.
Demasiado fuerte saber que eso es Amor, que indignos nos podemos
sentir de que las cosas sean así. Por eso finjo que no es, por eso lo
verbalizó, lo racionalizó.
Por que si me diera cuenta que en realidad es así, día a
día, minuto a minuto, me exigiría, como un deseo natural del corazón regresar
algo a Él. Pero lo que recibo no se ve, no se oye y la mayoría de las veces no
se siente. Y donde vivo, el mundo, exige comprobar con los sentidos
lo que está sucediendo. No se comprueba, no existe; y regresar algo de lo que
me han dado pero no se palpa se convierte entonces en una mera pérdida de
tiempo.
¡Que miedo al Amor, que
miedo a Amar y a Ser amados!
Y luego en la experiencia del día a día, con los cachitos de
pistas que tenemos sobre el amor, incluso ahí se nos nota el miedo
que hay a Amar.
No
me reconozco digno, mucho menos puedo reconocer digno al otro. No lo veo, no lo
escucho, no conecto; solo estoy ahí tratando de encontrar en mi mismo como
llenarme. ¿Qué me falta?, como reinventarme para mi, para mi propio progreso. Y
entonces, puedo ser una mejor versión de mi mismo, pero no cambia las
cosas, porque no lo comparto.
La idea de “amor” que nos venden, viene producida, con el
regreso de todo cuanto se da. Si no aseguro que lo mismo o más regresará a mi,
entonces no es buena “inversión”
Desde luego, en la
sociedad encuentras mil conversaciones en diferentes lugares y de diferentes
personas, hablando lo mismo: “le dejé de hablar porque me traicionó”, “la dejé
de buscar porque no me buscó”, “yo, ¿por qué me tengo que acercar? si el fue
el que me ofendió”, empalmadas con acciones que se nos hacen tan obvias,
como no ver al de a lado y mantener multiconversaciones: la presencial y las
que tenemos en línea.
No saber quien barrió la calle el día de hoy, quién y por que
esta pidiendo limosna afuera de nuestro edificio.
Sólo sí es importante “para mi”, sí me habla a mi, sí trae un beneficio para mi, sólo así es cuando decidimos voltear a ver al otro; Si no me afecta a mi (positivo o negativo), sí su fin no es que yo sea el centro, no le doy interés.
Sólo sí es importante “para mi”, sí me habla a mi, sí trae un beneficio para mi, sólo así es cuando decidimos voltear a ver al otro; Si no me afecta a mi (positivo o negativo), sí su fin no es que yo sea el centro, no le doy interés.
¡Que
miedo al compromiso!, y no me refiero solo al de las parejas que se divorcian o
viven en unión libre: no, al compromiso de ver al otro. ¿Qué vacío
tendremos, qué anhelo del corazón no estaremos escuchando, que nos da miedo
dar si no tenemos la certeza que lo recibiremos de regreso?
El ser humano es más
humano, más persona cuando da, porque su corazón esta desbordado de gracias, virtudes y
dones que el otro no tiene, ¿Cómo puede alguien tan diferente a mi darme lo
mismo que yo doy? Ilógico ¿no?, sin embargo esperamos que sea así.
Actualmente las personas han perdido parte de su humanidad:
el desempleo, la pobreza, la falta de escucha, los vicios; nos han rebajado la
dignidad de SER humano.
Ves en la ciudad gente que camina como si no supiera a donde va
o donde está, porque realmente no sabe. Ves personas que gastan la mitad de su
día buscando que cada paso que den les traiga un beneficio aunque ni siquiera
estén felices, y entonces ves estrés, ves agobio, ves depresión ves
suicidios; ¿Ves? o tu tampoco lo alcanzas a ver.
Y qué, si hoy saludas a la de la oficina, si, la que sepas que es
mas voluble, que tal si hoy no evades en tu caminar al vagabundo, o si al
que pide limosna en lugar de aventarle una moneda le avientas una mirada, una
que en el silencio le recuerde que es igual a ti y que tiene todo el potencial
para salir de donde está.
Que tal si hoy le hablas a
quien ha hablado mal de ti, al que te ha roto el corazón por levantarte falsos:
no le reclamas no lo hieres, solo con un abrazo le expresas tu arrepentimiento,
¿Arrepentirte, tu?, si a ti fue al que ofendieron: pues si. Pide
disculpas tu, por no haber visto antes que sufría, por no ayudarle a pelear en
su batalla diaria, por no darte cuenta que sea lo que sea que haya dicho o
hecho, lo hizo sin conciencia, porque si hubiera sabido que te rompería, que te
cambiaría el esquema de tú vida, no lo hubiera hecho. Pídele perdón, por no
reconocer el AMOR: si ese que acoge y que abraza.
Pídele perdón por que bajo la influencia de sea lo que sea
que nos venden los medios, sobre querer y amar, una vez que te dio lo malo que
tenia en su ser, fuiste egoísta y se lo regresaste y lo juzgaste, como si nunca
tu hubieras hecho algo similar, en lugar de abrazarlo y cargarlo con él, porque
él ya no podía.
Quizá nadie te va a regresar nada, de eso se trata, te aseguro
que si vas enojado y te pausas a ti mismo un momento, y te das al otro, no se
dará cuenta y no, quizás, no te sentirás mejor, quizás seguirás
enojado, triste, cansado.
Pero eso es el amor, dar y dar y así hasta que ya no
tengas y buscar entonces más para seguir dando. Sin nada a cambio, sin
sentimientos, sin risas todo el tiempo. Pero con la certeza que no es por ti es
por, para y con el otro.
Que ilógico suena Amar.
Pídete perdón por todas las veces que has buscado
desmesuradamente, y has rogado y te has humillado por tener en un momento, algo
que parecía te llenaría y no, cuando la respuesta siempre estuvo en el deseo
más profundo de tu corazón.
Voltea
a ver la Cruz, y créetela: ese amor si existe, y si bien quien lo da es verdadero Dios,
recuerda que también es verdadero hombre.
Murió por ti, esta ahí, porque te lo mereces, y aún cuando
sientas que ya no puedes ser peor, mas grande será su amor.
Si te sientes amado, del corazón fluye el amor.
No
ignores que el amor, es la Cruz del hombre, que le da el paso a la eternidad.Ese es el amor mas intenso
jamás contando, el más puro, en el cual no encuentras decepción.
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